En la hermosa Panamá, donde las historias se entrelazan con sonrisas y las tradiciones se sienten como abrazos, he descubierto algo especial.
Desde Chitré hasta Las Tablas y Guararé, así como en esos encantadores pueblos, mi canto como trovadora está dedicado a enriquecer las actividades parroquiales de la Iglesia Católica.
Imagina pasear por las calles de Chitré, con la catedral a tu lado y el bullicio alegre a tu alrededor. Allí, nuestro canto ha hallado su hogar, resonando en la majestuosidad de la historia y la animada cotidianidad. En nuestros pueblos, donde el folclore pinta de colores cada rincón, mi música se entrelaza con las tradiciones vivas, como un hilo que une el pasado y el presente.
Y en Guararé, entre sus calles impregnadas de autenticidad, las melodías parroquiales se convierten en pinceladas que dibujan conexiones duraderas. Pero no solo son estos lugares destacados, sino también esos pueblitos menos conocidos, donde cada nota es como una semilla que florece en el corazón de la comunidad.
En todo nuestro territorio, nuestro canto es más que melodía; es un lazo que une familias, una invitación a conectar con nuestras raíces y abrazar la espiritualidad que define a esta tierra. Únete a esta travesía sonora, donde el canto se convierte en un puente que atraviesa generaciones y encuentra hogar en cada rincón de esta región llena de historia y esperanza.